EL
MALABARISTA
Una
tarde de invierno, de regreso a su casa…
Un
pequeño indigente, soñando sonreía.
Sin
pensar que la muerte, no le permitiría
Realizar
ese sueño… De jugar con su cuerpo,
Sus
pelotas de trapo y cantar la canción,
Que
una vez…Escuchara al quedarse dormido.
En
su costal, llevaba, esa carpa de circo,
Que
aquel viejo payaso, le regaló con cariño;
En
su mente sonaban los aplausos…
Y
el silbido fraterno…De un amigo querido.
Mientras
que la luna, iluminaba el camino
Para
llegar a casa, y calentar su cuerpo
Con
su carpa de circo…
Pero,
aquel caballero, se cruzó en su camino…
Y,
por solo rozarle, termino con el sueño del pequeño chiquillo,
Que
sonriendo… No comprendió, lo que estaba pasado.
¡Las
luces de un gran circo, se prendieron de pronto!
Muy
contento, el niño, comenzó su espectáculo…
Los
aplausos sonaron… Las risas y los gritos
Y,
el silbido amigo… Que tanto había esperado.
La
Luna y las estrellas… Iluminaron sus lágrimas,
Al
quedarse dormido….Con sus brazos cruzados.
Mientras
el caballero…Reanudaba su paso,
Con
alegre sonrisa, por haber terminado
Con
la vida del niño… Que lo había tocado.
Eva
Agosto
6 de 2005
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