EL LENGUAJE DEL ALMA
Me encantaría encontrar luceros,
En esas noches calladas
Y escuchar en tus silencios,
Cuanto las olas nos hablan, con susurros, en el alma
Y comprender, entonces, en la brisa, el mensaje que nos traiga.
Tú sabes: Que la lluvia me encanta…
Sentir mi cuerpo mojado, más, el frío de la mañana…
Y luego, de media tarde, el calor que
el sol, me regala.
Mientras el olor de los trigales, se confunde
Con el perfume que nos deja, la tierra mojada...
al pisarla.
Me gusta el perfume de mi tierra
Y la aroma suave de los montes de tu España.
Me gusta que se confundan, que se mezclen
Y su fragancia la sienta, con las perlas de rocío
Que encuentro en cada mañana…
Al despuntar el alba.
En tu patria, o en mi patria.
Me encanta el arrullo del concierto
Que me ofrece la alondra, en la mañana.
Y el que, el ruiseñor me regala, en esas tardes calladas.
Antes de salir a buscar luceros,
O estrellas enamoradas...
Me encantan los suspiros, las miradas,
Que se pierden en el mundo de los sueños.
De los niños, de los viejos, los chiquillos,
De los que soñamos con el amor,
Con ser reinas… con ser hadas.
Y con príncipes azules… que nos aman.
Me gustan todas las rosas, sus colores. Su perfume.
Me encantan sin espinas,
Para que no nos lastimen al
besarlas.
Me gustan los geranios. El azahar, tan chiquitito,
Y a la distancia, su perfume lo ¡engrandece!
¡Lo exalta!
Y hace, que perdure en el recuerdo…de nuestros sentimientos...
Me encantan las petunias y las moras en las zarzas
Y jugar, al que más coja, sin heridas, que nos sangren.
Me gusta el paso del tiempo…
Me encanta el reloj de arena que señala…el mañana.
Me encanta mirar el campo, a través de tu ventana, o mi ventana…
Ver cómo llega, el invierno, y luego, la primavera.
Más tarde, el verano y ver caer las hojas rojas, del otoño tempranero.
Me gusta cómo me hablan los olmos, en las riberas del río suave que pasa,
Me encantan los campos de olivos, que me cuentan sus hazañas.
Me gustan los castaños solitarios, en las montañas.
Me fascinas las palmeras, que siempre me acompañan,
En la arena de mi playa, o en el desierto desolado de mi alma.
Me gusta el olor que deja el frío, en las montañas heladas.
Me gusta cómo despierto, con el dulce canto del ruiseñor y la alondra
El perfume del rocío, envuelto con azahares
Y el perfume de tu tierra... de mi tierra…cada mañana.
Sabiendo
que es, una mañana nueva, llena de esperanza.
Me encanta ver los colores de los
arreboles
Que despiden, cada día… como, también, despiden…la vida…
De los que todavía soñamos y sentimos…
Me gustan esas noches largas…De invierno y las cortas del verano…
Que me traen recuerdos de sueños, de risas
Y también… de lágrimas.
De amores inconclusos…
De amores que murieron, o amores que
jamás nacieron…
De amores que quedaron sepultados, en aquella montaña
Veo correr el agua…
Con sus colores azules y verdes de la esperanza.
Y escucho la melodía, que cada una me canta.
La pequeña quebradita,
Que es el murmullo
suave de chiquilla enamorada.
El canto altivo y altanero del rio,
Que solo espera, someter a la tímida cascada,
Que entre sombras y peñascos corre libre
Soñando vencer con su dulzura,
Al rio que la espera, para seguir su destino.
Pero lo que más me gusta, es el ¡mar bravío!
Cuando sus olas chocan, contra los arrecifes,
¡Cuando la tempestad resuena!
Con su canto, a veces, de sirena,
O a veces... de gigante moribundo,
Que amenaza. Que destruye… Que quiere devorarse el mundo.
Y ver luego… Como le llega la calma…
Como se somete…
Cabizbajo y muy callado a la única fuerza
Que supera su violencia… y su orgullo... Dios…
Aparece el dueño de la vida, del universo
El Creador de todo lo creado… Dios…
Y le muestra su destino…
Dios le señala el camino. Dios le dice: ¡basta! Y se calma...
¿Entonces? También… Comprendo…
Que Dios es el dueño de mi alma y tu alma, mi destino
Y nada, puedo hacer yo.
Eva
Escrita el domingo 16 de Septiembre de
2012
Publicada el 12 de diciembre de 2014
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