UN RECUERDO DE MIS PADRES
A MI ADORADA ESPOSA
¿Cómo no he de quererte?
¿Si donde quiera que
vaya
Marchas siempre conmigo?
¿Cómo no he de quererte?
¿Si en tu entraña
fecunda
Anidaron mis hijos?
¿Si en tus pechos
tatuados
Están tu alma y la mía.
La virtud, siempre tuya,
Y de mí, sus desvíos?
¿Cómo no he de quererte?
¡Si eres toda mi vida!
¿Si donde quiera que
vaya,
Marchas siempre conmigo?
¿Si siempre, a mi lado,
Cicatrizas mi herida?
¿Cómo no he de quererte?
¡Si eres, toda mi vida!
Eladio Escobar Escobar,
Medellín, Diciembre 4 de 1974.
(Autorretrato)
De Eladio Escobar Escobar
Soy un pobre vencido
con el pecho rasgado.
Soy errante viajero que
el desierto cruzó;
El desierto del mundo.
El desierto ignorado
En el cual la esperanza
postrimera quedó.
Amé mucho y tan sólo
recibí decepciones.
Quise al mundo y el
mundo, me negó hasta el amor
Llevo el alma cual
cendal en jirones,
Llevo el alma marchita
como pálida flor.
Ha estampado su beso en
mi frente el destino.
Al dolor me ha vendido
cual a Cristo el Traidor.
Sólo abrojos ostenta mi
escarpado camino,
Sólo espinas encuentro
en su duro rigor.
En lo grande del mundo
yo cifré mi conquista
Pero sólo miseria y
vanidad encontré.
Quise al mundo y el
mundo me volvió pesimista.
Vagué en pos de
esperanzas y hasta el llanto partió.
Soy el búho que busca
en el ciprés su nido.
Soy águila que busca
las cimas del peñón;
Me gustan los bohemios.
Las tumbas y el olvido.
Me gusta lo que viene
del triste corazón.
A veces. Pensativo en
noches de desvelo
Mirando de los astros
el pálido fulgor.
Busco en la luna el místico consuelo
Que alivia los
tormentos de mi tenaz dolor.
Me gustan las tinieblas
porque su negro manto
Oculta las caricias. El
llanto y el pesar;
Entre sus negros
pliegues esconde el triste llanto
Que me hace el
desengaño, a veces derramar.
Pero odio los placeres que envidian los
humanos
Profeso un odio acerbo
para esta humanidad;
Me gustan los
misterios. Me gustan los arcanos
Pero odio lo que el
sabio llamó la vanidad.
¡Mundanos! Yo no quiero
que en mi desierta fosa
Con tus mentidos duelos
llegues a profanar;
Vosotros por la espina
dais la fragante rosa
Y porque el mundo os
vea llegáis hasta llorar.
No quiero que mi frente
ante otra se sonroje
Pidiéndole una gracia.
Buscando algún favor.
No quiero que a mi
rostro alguna vez se arroje
La escupa del
desprecio. Robándome el honor.
Qué Importa que los
hombree me digan que soy loco.
Qué Importa que me
digan que austero me volví;
El desprecio del mundo
me importa a mí tan poco
Desde que la esperanza
dejar yo, resolví.
No tengo en esta vida
sino mi madre amada
Que llora cuando lloro.
Que gime al yo gemir;
A ella está mi vida por
siempre aprisionada
Porque ella solamente
sufre con mí sufrir.
Tú solamente. ¡Oh!
esposa idolatrada. Acércate a mi fosa
Y rezan tus plegarias.
Coloca alguna flor.
Porque la flor que pone
la esposa
Y la madre,
temblorosas,
No es flor de los
vergeles. Sino flor de su amor.
Eladio Escobar Escobar,
Medellín, Mayo 29 de 1944.
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